Para qué más Palabras (Poema)

Para qué más Palabras

¿Se es más grande por ser más fuerte?
¿Se es más fuerte por casualidad?
¿La casualidad es trabajo y sacrificio?
¿Es el trabajo dedicarse a luchar por la vida?
¿Es la vida un desafío?
¿Son los desafíos bendiciones de los Dioses?
¿Son Dioses los que han trabajado?
¿Los que han trabajado son buenos?
¿Ser bueno es sinónimo de éxito?
¿El éxito te hace preciado?
¿Preciado es aquel que resuelve?
¿El que resuelve «vale»?
¿Es valer ganarse la vida?
¿Y ganarse el Cielo?
Ya está, para qué más palabras.

Jaime Garzón Rivero

Las Confesiones de Odiseo (Poema)

Las confesiones de Odiseo

Tengo guardada memoria
de otro tiempo,
tengo perdida la esperanza de otros días,
tengo imaginada mi vida perfecta.
Nadie dice la verdad que quiero,
nadie me hace favores,
soy yo contra el mundo
que es mentira.
Soy un náufrago estelar
que aterricé en esta Tierra maldita.
Solo sé mi nombre,
me cambio por los humildes
yo que lo tengo todo.
Si no hubiera el amor que no conozco
estaría muerto.
Hoy me confieso como puedo,
sin comprometer mi secreto
y echarlo a los miserables.
Que sean bonitas mis mentiras,
que los harenes de princesas heridas
y sonetos perfectos
aguanten un «te quiero» sin mí,
que llore Arkangélica
por el daño que me ha hecho,
que Odiseo sea feliz algún día
con ella,
que la paz llegue a los malvados y desaparezcan.
Yo alfa,
yo omega,
yo sapiens…
he hablado.

Jaime Garzón Rivero

Quiero ser el mejor (Poema)

Quiero ser el mejor

Quiero ser el mejor,
la mejor versión de mí,
a pesar de los parásitos,
los lechuguinos,
los impresentables
que hay que mantener
aún hay un poco de oxígeno
para seguir adelante,
que nadie se queje de mí
por comportamiento
y competir por el éxito,
llegar a la meta de los pocos
y es que encuentro el ser feliz
en esa medida
para sentirme pleno
y poderoso,
para no tener miedo.
Eso causa envidia entre los mediocres,
los vagos y las basuras,
los acomodados y regalados,
pero quizá disfruten de mi arte…
si yo les dejo…
«Que mis obras les duelan
a quienes sean mis enemigos.»

Jaime Garzón Rivero